«Las dueñas referían, á propósito de la noche de difuntos, cuentos temerosos, en que los
espectros y los aparecidos representaban el principal papel, y las campanas de las iglesias
de Soria doblaban á lo lejos con un tañido monótono y triste.» – El monte de las animas (Gustavo Bécquer)
«¡Amar! Había nacido para soñar el amor, no para sentirlo. Amaba a todas las
mujeres un instante: a ésta porque era rubia, a aquélla porque tenía los labios
rojos, a la otra porque se cimbreaba al andar como un junco.» – El rayo de luna (Gustavo Bécquer)

